El diario de séptimo Grado

lunes, 20 de mayo de 2013

RELATO IMPACTANTE



Los alumnos de 7º Grado tuvimos la oportunidad de compartir una charla con Eba Rosental,sobreviviente de la Shoá.
(Fuimos tomando nota y estas son algunas de las palabras que pudimos capturar)

Eba: Esta es mi historia. Yo vivía en Ucrania, era una niña como todas y vivía muy feliz con mis padres. Era hija única y la mayoría de mis amigas también lo eran, porque la economía no era buena. Llegó el día en que me separaron de mi padre, lo llevaron a un campo de trabajo forzado. Luego comenzaron a prohibirnos la educación a los judíos, y yo con solo 14 años, no pude estudiar ni terminar la secundaria.
Pasaron los años y yo ya tenía 18 años, los nazis ordenaron que todas aquellas mujeres que tengan entre 18 y 40 años debían deportarse en el campo de trabajo. Fui con mi mejor amiga que tenía mi misma edad. A mi madre se la llevaron a un Ghetto y por 8 meses no vi a mi madre.
Un día tomé agua estancada porque no nos alimentaban bien y me enfermé de tifus. Un buen soldado que conocí allí, me llevó al hospital militar, a mí y a mi amiga que también se había enfermado. Estuve allí un mes y mi amiga y yo hicimos un trato de ir a nuestras casas y ver a nuestros padres. Cuando llegué a mi casa mi madre lo primero que hizo fue bañarme y darme un poco de comida. Desde ese momento decidí no volver al campo. Los nazis entraron a mi casa y nos dijeron que formemos una fila y vayamos a la estación de trenes. En la fila, todos me decían que escape porque era muy joven para pasar todo esto, pero mi mamá lo impidió. Al rato, saqué un gorro de mi bolsillo y me lo puse, empecé a caminar al lado de la fila hasta que el policía me dijo que no me podía acercar a la fila pensando que era una persona que los quería ayudar. Entonces salí corriendo y miré hacia atrás y vi a mi madre y todos ellos cruzando la avenida. Fue un horroroso recuerdo. Pasaron los días y mientras caminaba encontré la casa de mi abuelo y de mi tío. Les pedí si me podía quedar con ellos y me respondieron que no, que era un riesgo muy grande cuidarme, entonces tuve que largarme de allí y seguí caminando. Mientras caminaba encontré a una pareja muy amable, católica, que se dio cuenta que estaba tratando de encontrar un lugar para poder vivir y me ofrecieron ayuda. Yo acepté y me cuidaron un largo tiempo. Llegó el día en que me dijeron que la guerra había acabado y que ya era libre. Me fui de allí muy agradecida y empecé a buscar a mis padres. Encontré a mi madre en la calle y juntas fuimos a buscar a papa al Ghetto. Allí yo iba corriendo por todos los pisos y preguntaba si habían visto a mi padre. Llegué a un piso en el que me dijeron que estaba en el piso de arriba. Corrí con todas mis fuerzas hacia allí y lo vi, allí y me desmayé. No me acuerdo de mucho. Pero cuando desperté no podía creer que estábamos los tres juntos.
        Cuando terminó la guerra vine a vivir a América con mi madre, pero mi padre se quedó allí por un tiempo y luego vino con nosotras.
Allí tuve hijos y me casé. Muchas gracias por su atención y por interesarse en mi vida.
CLARA LOWENSTEIN

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